“Mujeres de Carne y Hueso. Heroínas de lo ordinario” Exposición en conmemoración del #8M

El centro de DDHH Samuel Ruíz presenta exposición fotográfica con mujeres defensoras de derechos humanos con quienes reflexiona sobre el rol de las mujeres en la actualidad

Cántaro Noticias/ Emma Aguado

San Luis Potosí, SLP. – La mujer de este tiempo, arrastra consigo un ideal impuesto desde el siglo XIX en México que le indujo, sobre todo desde las revistas de la época, a convertirse en una heroína; pero no una heroína autosuficiente y activa, sino en una mujer que sostenía al hombre, le limpiaba las heridas, le lavaba la capa, le alimentaba, para que él sí salvara al mundo. Ese modelo, aunque sigue vigente en el ideario mexicano, es uno de los que se cuestionan hoy en día en distintos ámbitos sociales. Mujeres de Carne y Hueso. Heroínas de lo ordinario, es exposición fotográfica que busca deconstruir la idea de heroína impuesta desde el androcentrismo y propone una mirada distinta en donde se visibilicen las diversas luchas de las mujeres.

La sesión fotográfica fue convocada y coordinada por el Centro de Derechos Humanos Samuel Ruiz A.C., y contó con la participación de siete mujeres defensoras de derechos humanos y feministas, quienes se vistieron de heroínas famosas extraídas de las películas de Estudios Marvel y Warner Bros. Se trató de Alicia Nayeli Vázquez Martínez, abogada, Mariana Noriega, psicóloga clínica y defensora de derechos humanos en atención a las madres cuidadoras de hijos con discapacidad e hijas cuidadoras que cuidan a sus padres o madres adultos mayores; Norma Ramos Escobar, historiadora; Raquel Álvarez Charqueño, abogada y defensora de derechos humanos; Celia García Valdivieso, abogada y defensora de Derechos Humanos y Gisela Ramírez Palomo, asesora y maquillista profesional. En la captura de imágenes estuvieron Dante Gamboa, Hugo Ulloa, Emma Aguado y Ricardo Sánchez. Este medio tuvo oportunidad de conversar con las participantes, a quienes se les solicitó una breve reflexión en el contexto del #8M.

La abogada Alicia Nayeli Vázquez Martínez comentó que, para ella, ser abogada y mujer ha sido una lucha constante. “Desde antes de la universidad hubo muchos comentarios que me decían que no era una carrera para mujeres, que requería fuerza. Luego me dijeron que si me dedicaba a esto me la llevara “leve”, que me dedicara a las áreas menos problemáticas, pero no hice caso, estudié, observé y seguí. A mí me molestaba mucho que dijeran que no había piso parejo para mujeres y hombres, pero me di cuenta de que era así, sobre todo cuando quería que me escucharan: cuando algún hombre con mi misma edad o con menos experiencia hablaba, le hacían más caso a él que a mí y así ha sido en todos lados; en gobierno municipal en donde también trabajé, igualmente, encontré trabas para que me escucharan”. Por ello le pide a las mujeres que no desistan en perseguir sus sueños, a pesar del miedo.

Mariana Noriega, quien es psicóloga clínica y defensora de derechos humanos en atención a las madres cuidadoras de hijos con discapacidad e hijas cuidadoras que cuidan a sus padres o madres adultos mayores, recordó su propia experiencia como madre de un hijo con discapacidad que le cambió la vida, lo que la hizo parte del colectivo Cuidadoras Potosinas que atiende a población con algún tipo de discapacidad y en donde más de las 90 por ciento de las cuidadoras son mujeres. “Puras heroínas. Las cuidadoras dejan su vida para dedicar su energía, recursos, fuerza, salud para atender las necesidades de su familiar. La diferencia que tenemos las mamás con hijos que tienen algún tipo de discapacidad a las mamás de hijos sanos es que éstas últimas no van a cuidar toda su vida a sus hijos, en lo emocional sí, pero en el cuidado de sobrevivir el hijo crece y es independiente. Nosotras toda la vida maternamos, ya que las discapacidades son muy severas y desde la alimentación, la movilidad, los cuidados diarios, la higiene, sostenemos la vida de nuestros hijos, de nuestros adultos mayores, casi siempre son los padres, en algunos casos hermanos, esposos”. Agregó que desafortunadamente para las cuidadoras las oportunidades de vivir una vida plena disminuyen y sus derechos humanos se ven cada vez más mermados, por eso la necesidad de visibilizar sus casos: se quedan sin trabajo, sin acceso a la diversión, al cuidado de sí mismas, a una buena alimentación, lo que en la mayoría de los casos es consecuencia de un acto amoroso que, sin embargo, no debe naturalizarse, por eso su lema es “sólo por hoy”.

Mónica Chávez González es historiadora y antropóloga, se desempeña como profesora universitaria. Comentó que el disfraz sirve para “hacer una crítica sobre esta mujer heroína que en el marco del #8m debe cuestionarse mucho, sobre todo esos estereotipos, estos lugares fijos desde donde nos han querido construir a las mujeres”. Y agregó que recomienda a las nuevas generaciones tomar conciencia de lo importante que es romper el propio discurso, que ya está muy gastado en medios de comunicación, instituciones gubernamentales, en política, en las escuelas, para transitarlo verdaderamente a la práctica, “a nuestras relaciones cotidianas, porque el discurso político ya está muy asentado, se lo han apropiado las instituciones, el mercado, lo que hace falta es transformar las prácticas y esa es la tarea compleja, ahí estamos llenas de contradicciones y habitarlas, reconocerlas, transitarlas, es fundamental. Yo creo que un lugar que yo habité mucho tiempo fue ese, el de la súper mujer que podía con todo, que podía con la familia, con mi salud, con la academia; esta idea de una vida exitosa ascendente es también una forma de construir un sujeto patriarcal, masculinizado, que nunca se cansa, cuyo cuerpo y vida están dispuestos siempre, y eso nos tiene en un descuido y en un agotamiento en todos nuestros ámbitos de la vida. Yo creo que sí podemos abandonar la noción de super mujer es fundamental y que, si vamos a ser heroínas, que nos rescatemos a nosotras mismas”. Al final, jugando con el disfraz que la caracterizó, pidió a las mujeres que “si vamos a ser heroínas, nos rescatemos a nosotras mismas”.

Celia García Valdivieso es abogada y defensora de derechos humanos. Dijo describió el encuentro como una celebración y se congratuló de su participación en el proyecto fotográfico porque sirve como reflexión acerca de cómo nos han visto a las mujeres, “como super poderosas durante siglos, cuando en realidad tenemos los mismos poderes que todas y todos y hacemos cosas maravillosas desde lo que todas y todos somos. Cuando los poderes personales se convierten en colectivos, somos muy poderosas cuando estamos en unidad, cuando tenemos empatía, cuando nos damos cuenta de las necesidades de los demás y cuando nos movemos, el poder es simplemente moverse en favor de los otros, desde donde cada uno pueda, yo sí podría decirte que para mí el poder más fuerte que tenemos es el amor y desde allí construimos muchas cosas porque el amor mueve. Creo que es una doble reflexión, así como super poderosas no tanto, sino más bien con los mismos poderes que todas haciendo cosas muy maravillosas desde las cualidades que cada una tenemos”. Y comentó que ser heroína es una imagen que conlleva mucho trabajo que a veces no se ve, pero que quizá, ser heroína se trata también de disfrutar el ser mujer y vivir en comunidad con otras mujeres, “cada una ve lo que le representa una heroína, pero solo la heroína sabe lo que hubo detrás para poder aparentar este personaje que se tiene, el disfraz, lavarlo, estar listas, preparar a los niños, eso soy, estar disfrutando todo lo que uno es, ya lo que uno representa ya no está en la posibilidad mía el poder controlarlo. Me parece muy importante que las mujeres estemos juntas, que caminemos juntas. Me motiva levantarme y saber que mis amigas están haciendo un montón de cosas que también yo tengo qué hacer muchas”.Por último, pide a las nuevas generaciones deshacerse de amaras y hacer lo que les haga felices, en resumen, tratar de ser libres.

Raquel Álvarez Charqueño, abogada, defensora de derechos humanos, reflexionó sobre la importancia de las mujeres y el papel que cada una juega en su comunidad desde su propia trinchera de lucha, “estar aquí significa que lo que las mujeres todos los días hacemos, desde una postura política, desde el amor, la solidaridad, trasciende a las demás personas y es bonito que otros, otras, lo vean y que te lo reconozcan. El disfraz creo que le da un significado y una adjetivo a lo que hacemos, yo no me detengo a pensar (la vida es muy rápida y muchas veces estamos ocupadas) qué significa lo que estamos haciendo, por eso el que vengamos de heroínas me hace pensar que socialmente el trabajo que hacemos como mujeres salva o acompaña a las personas, me parece que es un ejercicio que nos inspira a nosotras mismas, el pensar que lo que hacemos tiene importancia y que vale toda la pena. El ser heroínas lo vemos en la películas: las vemos salvado a otros del mal, de la guerra de los villanos, en nuestro caso (como abogadas) sabemos cuáles son los enemigos de la sociedad, cuáles son esos males que idealistamente queremos que se terminen, queremos tener un mundo que sea más justo, que las mujeres tengamos más oportunidades, que seamos felices”. Recuerda que en ocasiones la gente exige que las mujeres cumplan con una serie de roles impuestos que las obligan a superar sus propias fuerzas, “en ocasiones se nos exige que tengamos que cumplir con ese rol de ser heroínas, pero también somos humanas, tenemos problemas en nuestras casas, incluso emocionalmente a veces no sentimos que tenemos las fuerzas”, por eso, dice, las redes de apoyo son importantes, “me han ayudado a salir de esos problemas diarios, aquí estamos algunas de las que podemos ser más visibles, pero todas tenemos un montón de heroínas a nuestro alrededor: nuestra mamá, nuestras hermanas, nuestras amigas. También haciendo alusión a esta analogía de ser súper heroínas, en las películas, para combatir con sus enemigos, las mujeres se unen, con sus diferentes poderes, también eso es importante, cada una tienen distintas habilidades y uniéndolas nos hacemos más fuertes, una sola no puede hacer todo. Reconocer eso es importante. Hay unas que son muy buenas para enfrentarse directamente a las autoridades, para estar en los ministerios públicos, para redactar los escritos, para dar contención, para acompañar, para cuidar, reconocer eso es importante, porque solas no podemos”. La frase que quiso compartir para las mujeres que conmemoran este #8M es “sólo es cuestión de perspectiva, enfocar el lente”, inspirada en una obra de la escritora mexicana Cristina Rivera Garza.

Gisela Ramírez Palomo, asesora y maquillista profesional. Comenta que eligió vestirse de Mujer Maravilla porque considera que todas las mujeres tienen super poderes, “somos maravillosas, a pesar de todos los estereotipos que hay en la sociedad. Somos extraordinarias y todo lo que hacemos ordinario, lo podemos hacer de una manera extraordinaria”. Explicó que las generaciones que han avanzado un poco más en la lucha por sus derechos tienen la responsabilidad de proyectar para las que vienen, “esa seguridad, el dejarnos ser, sin tener esos complejos. Cuando les doy cursos a las jóvenes que vienen a capacitarse conmigo, les comento que la parte más importante es el ser: el ser desde la esencia, que tengamos más esa visión de más halagos ante el espejo, menos crítica y que podamos transmitirlo de forma congruente, que no nos aferremos a los estereotipos sociales, por que lo que llevamos en el alma es lo que debemos proyectar”. Agrega que una de las cosas que considera más importantes es la unión entre mujeres, “ayudarnos a brillar, a crecer, a darnos una mano y por qué no, hacer un gran equipo. Justamente de eso se trata la parte de la seguridad de las mujeres, que nosotras hagamos esa fortaleza, apoyarnos a nosotras mismas, sacar ese poder que tenemos”. Finalmente compartió a las mujeres la frase “cree en ti y saca lo mejor de ti, para que puedas ayudar a las futuras generaciones”.

Norma Ramos Escobar, historiadora, comentó que la sociedad en gran medida cree que las feministas son un grupo de mujeres enojadas con la vida, “a veces piensan que las que estamos en esta lucha somos muy tristes, amargadas o dejadas, nos han dicho y etiquetado de muchas formas, pero creo que también hay que entrarles a estos temas desde lo que somos y en este caso, yo soy académica, soy madre”. Y describe su sensación luego de haberse disfrazado, “me vestí de super heroína, es la primera vez que me disfrazo, no me gusta, pero cuando vi este traje, como soy historiadora, me sentí como gladiadora, como si me fueran a aventar a los leones: una metáfora de este mundo en el que vivimos, muy complicado; sobre todo para las que ya lo vemos desde el lado del privilegio, porque yo pude estudiar hasta el doctorado, pero no todas pueden hacerlo.  Por eso decidí estudiar sobre las mujeres, pero mi tema no sólo es hablar de ellas, sino de las mujeres en la historia, visibilizar su presencia, sobre todo la de las niñas. He escrito libros, artículos, llevo unos 20 años escribiendo, investigando sobre el tema. Estas fotos son también romper el canon de la academia, es otra forma de denuncia: no tenemos que ser heroínas -aunque también se nos ha etiquetado de que somos las súper mujeres- yo estoy criando un hijo de cuatro años, lo tuve a los 45 años, tomé decisión sobre mi propio cuerpo hasta donde yo quise; es el único que tendré y que quiero tener. Lo importante es que un día una niña me vea y le mueva mi ejemplo, en el sentido de que no tienes que ser la mujer tradicional que todo el mundo espera, a las mujeres nos faltan referentes para mirarnos, por eso nos vemos como los libros de texto nos ven: como enfermeras, secretarias, amas de casa, ¡ya basta! Hay que vernos como científicas, yo tengo una carrera científica dedicada a la historia de la educación. Un día me dijeron es que de historiadora me iba a morir de hambre, nunca me he muerto de hambre, porque también toqué un tema de investigación que casi nadie toca y me preguntan: “¿cómo hubo mujeres en la investigación’”, sí, ¡vamos a ver qué estaban haciendo las mujeres mientras los hombres decían que iban a la guerra! Las mujeres también iban a la guerra, pero de otra forma. En este caso yo elegí a la educación para visibilizar a las mujeres y las formas en que se les educa: esperan que estemos guardadas, si a nuestras abuelas les daban clases de cocina y de bordado, por eso lavamos muy bien los trastes, desde los ocho años las niñas están lavando trastes, lavando su uniforme, se me hace indignante. Cuando vemos que las niñas desertan de los estudios es porque tienen que lavar la ropa de sus hermanos, la suya, que tienen que ayudar a la mamá a hacer de comer. Invertimos muchas horas para que cuando seamos adultas digan “es natural”, ¡No, no es natural!  Se espera que saquemos adelante una casa, una carrera, también tenemos derecho al descanso, a la diversión, como ahorita. Visibilizamos que ser hombre y mujer es una construcción cultural, no tengo bronca en que algunas mujeres quieran seguir esas construcciones, pero hay que atrevernos a vernos de una forma distinta”. La frase que Norma comparte es “hay que pensarnos de forma diferente, no como la sociedad quiere pensarnos”.

La exposición fotográfica será exhibida en un espacio público aún por definir con la finalidad de compartir la reflexión y el trabajo artístico con la comunidad potosina. Seguiremos informando.