Tres mujeres indígenas de San Luis entre las 20 galardonadas en el premio “Martha Sánchez Néstor”

Opinión de Juan Felipe Cisneros Sánchez.

Con el objetivo de reconocer y fortalecer el trabajo impulsado por mujeres originarias de pueblos y comunidades indígenas a favor de la promoción de sus derechos y de los procesos organizativos comunitarios, desde una perspectiva de género y con pertinencia cultural, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) distinguieron a 20 mujeres con el Premio Nacional a la Promoción de los Derechos de las Mujeres Indígenas “Martha Sánchez Néstor”. Recordemos que Martha Sánchez Néstor, fue una lideresa amuzga, nació el 4 de febrero de 1974 en la comunidad de Xochistlahuaca, municipio de la Costa Chica de Guerrero. Fue incansable luchadora por los derechos de las mujeres indígenas; y falleció el 30 de julio de 2021 en Ometepec, Guerrero.

El premio “Martha Sánchez Néstor” tiene el objetivo de reconocer el trabajo que realizaron las mujeres a favor de la protección del territorio, la participación política, la preservación de la cultura, la lengua y conocimientos ancestrales, la lucha por los derechos colectivos de sus pueblos, derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, entre otras acciones de cambio.

De entre las 20 galardonadas están las compañeras: Palmira Flores García, San Luis Potosí, mujer indígena triqui. Estela Hernández Martínez, San Luis Potosí, mujer indígena tének y

Jaquelina Fernández Acosta, San Luis Potosí, mujer indígena tének.

Sin duda, cada una representan distintos procesos que viven los pueblos y comunidades indígenas de San Luis Potosí, para defender los derechos humanos e indígenas. Palmira, destaca por su activismo a favor de las mujeres Triquis desde hace décadas radicadas en el Estado y desarrollando incidencia en la agenda pública para visibilizar la problemática de exclusión, racismo y discriminación que se vive por las y los indígenas en los contextos urbanos de la capital del estado. Estela, ha sido partera tradicional en Mim Tsabal, mujer tenek, con un indiscutible compromiso con la medicina ancestral, solidaria con las luchas de las mujeres de su región y en particular de Aquismón. Ha recibido diversos reconocimientos por su labor y continúa esforzándose por visibilizar a las mujeres indígenas rurales que viven aún grados de abandono y discriminación en diversos ámbitos de la vida pública. Jaquelina, es una mujer indígena tének incansablemente, ha luchado por preservar el patrimonio lingüístico y la cultura indígena en general, a ella debemos la gestión para instalar la radiodifusora XEANT “la Voz de las Huastecas” que contra viento y marea, continúa siendo un medio de vital importancia para las comunidades de tenek, náhuatl, y xi ui. También ha destacado por su férrea defensa del agua, el territorio y el medio ambiente, al presidir la asociación de comunidades indígenas de Tancanhuitz para oponerse a los megaproyectos petroleros y trasvase de agua que pretenden imponer la fracturación hidráulica (fracking) en la Huasteca. Actualmente continúa impulsando una agenda por proteger el territorio y la vida, así como impulsado el derecho al autogobierno indígena en los municipios de Tancanhuitz, Tanlajas y San Antonio, que buscan elegir a sus autoridades municipales por medio de sus usos y costumbres, es decir; por asamblea comunitaria y ya no por los demagógicos partidos políticos.

Mientras, el gobierno federal reconoce a estas valientes mujeres, acá en el estado parece que se les fue el Wi fi, si se llegan a acordar del día internacional de la mujer indígena, es ya un milagro, y si hacen algo, será solo desde el folklor, no para visibilizar que las mujeres indígenas viven una situación de vulneración de sus derechos interseccional estructural y sistemática.

El día internacional de la mujer indígena, se conmemora este 5 de septiembre, como un homenaje para rendir tributo a todas las mujeres indígenas del mundo, para reconocer los retos que enfrentan y la función clave que desempeñan en sus pueblos y comunidades. Sin embargo, este propósito no trasciende a la vida cotidiana de las mujeres.

La mujer indígena a nivel nacional y estatal vive bajo un sistema predominantemente patriarcal, no solo en la comunidad, sino en un sistema social que prioriza las leyes del mercado por encima de los derechos humanos y el estado nacional que titubea para reconocer a plenitud los derechos humanos y colectivos de los pueblos y las culturas originarias y en particular de las mujeres indígenas.

Las políticas públicas que buscan impulsar las llamadas acciones afirmativas, solo son paliativos o simulaciones que las estructuras públicas y privadas, emprenden para justificarse o legitimarse, pero no se avocan a modificar la estructura que impone formas de vida excluyente. Así las mujeres indígenas resisten las omisiones y el abandono gubernamental, solo su comunalidad es la base de su esperanza, de su presente y futuro.

Juan Felipe Cisneros Sánchez.