¿Tiene la sociedad actual la piel tan fina como parece? ¿No se puede decir nada por miedo a ofender? ¿Ha dejado de ser constructiva una crítica respetuosa? Lo cierto, según una nueva investigación de la Universidad de Zúrich, es que cuando se critica el comportamiento poco ético de alguien, las demandas a menudo se responden con actitud defensiva y de negación.
La pregunta que se hizo Lauren Howe, profesora asistente del Departamento de Administración de Empresas de la Universidad fue: ¿cómo podemos superar esta reacción?
Howe y su equipo identificaron una formula para que las críticas fueran más efectivas. Según ha revelado la propia universidad en un comunicado, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos que involucró a más de 1.400 participantes. El resultado mostró que los grupos criticados tenían más probabilidades de tomar en serio una crítica cuando el mensajero no solo critica sino que también mostraba preocupación por los problemas a los que se enfrentan los grupos criticados.
De esta forma la crítica funciona mejor cuando se hace con cuidado. Lauren Howe sugiere: «Cuando los que critican señalan el daño o las malas acciones, podrían preguntarse: ¿A qué desafíos se enfrenta el grupo al que se acusa?» Si los mensajeros reconocen esos desafíos pueden señalar a su audiencia que no se los considera inmorales.
En conclusión: «Cuando los mensajeros alzan la voz para criticar a un grupo por dañar a otro al servicio del cambio social, sus argumentos son más persuasivos cuando enfatizan la preocupación por los criticados», señala el estudio.