Como cada verano, desde hace más de 20 años, un grupo de personas de buena fé, entorno al profesor Fiscal, como lo conoce la gente, se organizó este año, para llevar a cabo el tradicional campamento para niñas, niños y adolescentes con discapacidad.
Muchos voluntarios, estudiantes y personas capacitadas en diferentes áreas se dan a la tarea de organizar las actividad en las que los campistas participan de forma animosa, para ejercitar sus habilidades y fortalecer sus destrezas.
Es un ambiente sano, de mucho amor, amistad, compromiso y sí, es un gran esfuerzo que realizan todos los organizadores, voluntarios y prestadores de servicios. No es menor el sacrificio de padres y madres que todos los días preparan a sus hijas e hijos para acercarlos a la ruta de los camiones que les recojen y los llevan a las instalaciones.
Este año, de forma especial, fue un campamento complicado y con menos recursos, porque los apoyos que había en sexenios gubernamentales anteriores, fueron retirados y la organización comenzó un proceso para establecerse como asociación civil y así tener acceso a proyectos que les faciliten los recursos indispensables para poder seguir adelante con esta importante labor.
Pese a todo, sí han habido algunas autoridades locales y algunos patrocinadores que se comprometen con la inclusión en la sociedad de personas con discapacidad, porque al final, es para las niñas, niños y adolescentes que se hace este gran esfuerzo.
Mañana viernes será el evento de clausura, dónde se presentará un programa, animoso, llamativo, vistoso y muy alegre, para que las y los campistas entren en escena y agasajen con sus movimientos, coreografías y cantos a sus familiares.
Enhorabuena por las y los participantes.
Ricardo Sánchez García.