Detenido en Israel el exdiplomático Andrés Roemer, acusado de violación en México

López Obrador ha dicho que el escritor y divulgador científico será extraditado y ha pedido la colaboración del país hebreo

La Policía israelí ha arrestado este lunes a Andrés Roemer, el antaño exitoso comunicador, exembajador y escritor, a raíz de las peticiones de extradición de México por cinco delitos de violación, ha informado el Ministerio israelí de Justicia en un comunicado. La detención se ha producido esta mañana, después de que el departamento internacional de la Fiscalía del Estado de Israel presentase una petición de extradición al Tribunal de Distrito de Jerusalén, que tendrá que decidir sobre el caso. Esto significa que la Fiscalía lo considera extraditable y se puede iniciar un procedimiento para ello que concluirá con la decisión judicial. El comunicado precisa que el motivo son “los delitos de violación contra varias mujeres en Ciudad de México” por los que México cursó la solicitud a Israel, donde Roemer reside desde hace años.

Junto con la petición de extradición, la Fiscalía ha pedido asimismo mantenerlo detenido hasta el fin del procedimiento. El tribunal ha aceptado la demanda de momento y lo analizará de nuevo más adelante, indicaron fuentes del Departamento. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha confirmado la noticia y ha confiado en que será extraditado, para lo que ha pedido la colaboración de Israel. Si eso ocurre, la justicia, ahora detenida, podrá seguir las causas contra él. Roemer fue el protagonista de un escándalo mayúsculo en febrero de 2021, cuando varias mujeres lanzaron en las redes sociales decenas de acusaciones contra él, todas ellas muy similares, que lo pusieron contra las cuerdas y echaron abajo su fama hasta que huyó del país.

Roemer comenzó su reclutamiento de mujeres, todas ellas jóvenes, en el festival La Ciudad de las Ideas, de Puebla, una especie de semillero para mentes brillantes que contaba con financiación pública y cuyo socio fundador era el magnate mexicano Ricardo Salinas Pliego. Allí las conocía y les ofrecía mejorar su situación laboral. Para cerrar los acuerdos, las citaba en su casa, un palacete en una de las colonias más acomodadas de la Ciudad de México. Tenía un sótano habilitado para reproducir cine y todo dispuesto para pasar una velada. Ese sótano fue el martirio de algunas de ellas, otras lograron escapar de sus garras antes de que se consumara la agresión sexual. Cuando salieron a la luz las primeras denuncias públicas, mediante redes sociales, hasta 60 mujeres se sumaron a las mismas o parecidas acusaciones, todas relataban un idéntico modo de operar. Algunas se atrevieron finalmente a acudir a la Fiscalía, donde se cursó una orden de detención por violación. Roemer, de ascendencia judía, huyó a Israel, donde disfrutó de libertad y hasta de reconocimiento, pusieron una calle a su nombre, que luego fue retirada.

Las víctimas y sus representantes no dejaron de quejarse en México. Mientras la justicia solicitaba la cooperación policial internacional y la Unidad de Inteligencia Financiera congelaba sus cuentas, ellas se dirigieron a la embajada israelí, donde pidieron ayuda y advirtieron del peligro que suponía dar cobijo a un depredador sexual. No tuvieron éxito. Tampoco la Fiscalía en sus peticiones de extradición, algo que depende de la voluntad de Israel porque no hay acuerdos firmados entre ambos países para ello. De hecho, algunos de los nombres más buscados por la justicia mexicana, como el de Tomás Zerón, implicado en el caso Ayotzinapase refugian en dicho país. Tras un periodo de cierto silencio, el exdiplomático y conductor de un programa en TV Azteca -la televisora de Salinas Pliego- volvió a manifestarse profusamente en redes sociales desde Israel, donde defendía su inocencia y criticaba el proceder de la justicia a la par que sus abogados hacían lo propio en México con algunas de las causas pendientes. El nombre y apellidos de alguna de sus víctimas salió a relucir de esta forma.

Roemer había gozado de gran fama en México, la que le proporcionaba la televisión y otras actividades públicas, escribió muchos libros. En su carrera diplomática había tenido un altercado con el Gobierno mexicano cuando defendió a Israel saltándose las directrices dictadas. Pero las víctimas de abusos, acoso y violación poco podían hacer con un hombre de fama acendrada. Hasta que las redes sociales, en una especie de Me Too, comenzaron a poner las cosas en su sitio. Este periódico pudo hablar con él en febrero de 2021, cuando se quejaba del “linchamiento excesivo” del que se creía víctima: “Nunca había vivido un dolor tan grande”, declaró. “Ahora te linchan igual si echas un piropo que si descuartizas a una persona”. En todo caso, “nunca hay que desmentir a un ser humano, solo escucharle y crecer”, añadió entonces. “Ofrezco, en nombre de muchos hombres, nuestra ignorancia en temas que tenemos trabados inconscientemente”. Pero su fama se fue derrumbando día tras día como un castillo de naipes, repudiado por ilustres científicos e intelectuales que en su día confiaron en su buen nombre. Como apestado, fue apartado de todos aquellos puestos en los que había figurado. Nadie quería tener relación con él.

Siempre negó tajantemente las acusaciones de violación, pero el relato de alguna de esas víctimas era estremecedor y mereció el interés y la credibilidad de la fiscalía. En mayo de 2022, el acusado publicó un video en el que criticaba que se estaban fabricando” delitos contra él. Y recurrió a la vía civil para atacar a alguna de las víctimas que, decía, lo había denunciado para causarle daño intencionado. Una jueza tumbó ese relato en marzo de este año. Era el primer éxito de las afectadas contra el escritor.