La llegada masiva de venezolanos a la frontera de Texas, un estado republicano, y el desbordamiento de albergues en ciudades demócratas como Nueva York y Chicago han logrado unir la voz de políticos de ambos partidos contra la política migratoria del presidente Joe Biden.
Lo que los líderes locales han calificado como «crisis», que ha llevado a declarar incluso el «estado de emergencia», se ha convertido en uno de los grandes temas de la política nacional del país a un año de las elecciones.
Y el presidente Biden se ha visto obligado a tomar medidas con dos decisiones sorprendentes en busca de un giro.
Primero se anunció la construcción de 32 km de vallas fronterizas en un sector del sur de Texas donde los migrantes, venezolanos en su mayoría, han encontrado una vía más fácil de entrar a territorio estadounidense.
Eso le ha valido críticas por recurrir a algo que dijo que nunca haría.
Luego, la Casa Blanca anunció que reiniciará la repatriación de migrantes venezolanos indocumentados directamente a Caracas, algo que se hace posible por un nuevo entendimiento entre los gobiernos de ambos países tras años de relaciones rotas.
En el fondo de estos cambios se observa una nueva estrategia del gobierno de Biden.
“En la preocupación del aumento de migración hay un consenso bipartidista en Estados Unidos. Por eso hemos visto que el gobierno de Biden ha adoptado esta decisión [de la repatriación directa]”, señala a BBC Mundo Geoff Ramsey, director para Venezuela de WOLA, un centro de análisis con sede en Washington.
En esto coincide la analista Leslie Vinjamuri, directora del programa de EE.UU. y las Américas del grupo de expertos Chatham House: “El presidente ha estado trabajando en este tema de forma muy conservadora durante mucho tiempo, incapaz de conseguir una reforma migratoria integral. Ahora creo que se enfrenta a una crisis muy seria en términos reales y se enfrenta a un escenario político muy difícil en Washington”.
Pero ¿cómo se originó esta oleada de venezolanos y qué impacto está teniendo en EE.UU. para convertirse en un problema para Biden?
Las grandes oleadas de venezolanos
Los venezolanos han llegado de manera masiva en los últimos tres años a Estados Unidos.
Según los datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), cerca de 200.000 migrantes fueron detenidos en septiembre en la frontera con México y de ellos 50.000 eran venezolanos. Es decir, uno de cada cuatro.
Los datos del CBP también muestran que ha habido cuatro oleadas desde la pandemia: en diciembre de 2021 (24.764), septiembre de 2022 (33.749) y abril (29.731) y el número récord de septiembre de este año.
Millones de hombres, mujeres y niños han salido de Venezuela desde hace más de una década por la grave crisis económica y humanitaria que se ha vivido en el país. La mayoría había optado por instalarse en países sudamericanos, pero su situación económica no mejoró mucho.
“Lo que hemos visto en los últimos meses es que con la reducción de oportunidades económicas en América Latina ha habido una ola de venezolanos que inicialmente huyeron a países como Colombia, Ecuador o Perú que ahora están partiendo una vez más hacia Estados Unidos”, explica Ramsey.
Como otros migrantes, los venezolanos han optado por cruzar la frontera sin documentos y solicitar asilo o algún tipo de protección que les permita estar seguros y obtener un permiso de trabajo y acceso a los servicios públicos.
Pero al llegar en un número tan grande, ha creado un problema en la frontera y otras ciudades a las que han llegado de forma masiva.
Un problema más allá de la frontera
El territorio de Texas, gobernado por el republicano Greg Abbott, abarca el 50% de la frontera de EE.UU. con México y sus ciudades fronterizas son las más buscadas para cruzar a territorio estadounidense.
El récord de migrantes que se entregan a las autoridades de EE.UU. para obtener asilo o alguna protección que les permita trabajar ha generado que la infraestructura para recibirlos se sature.
Eso ha generado en los últimos años un enfrentamiento entre el gobernador republicano y el presidente demócrata. En un movimiento no visto antes, Abbott pagó autobuses e incluso aviones para llevar a los migrantes a ciudades controladas por los demócratas.
Abbot, que como los republicanos pide más fondos para la seguridad fronteriza y mano dura, buscó que el llamado «problema migratorio» también se trasladara a bastiones demócratas.
Y lo logró.
A Nueva York llegaron más de 120.000 migrantes en el último año. Se estima que cerca de la mitad son venezolanos. Eso ha llevado la capacidad de brindar albergue al límite, ha advertido el alcalde Eric Adams. Los servicios públicos, señala, se han visto afectados en una ciudad que está obligada a prestar servicios a los migrantes.
Adams incluso realizó una visita a varios países de Sudamérica para entender la crisis migratoria que tiene al límite a su ciudad muchos miles de kilómetros al norte.
Chicago es otra ciudad demócrata a la que han llegado miles de migrantes en autobuses. Ante la saturación de albergues, muchos están durmiendo en la calle.
El alcalde de Nueva York, el demócrata Adams, responsabilizó al gobierno federal y estatal, ambos de su partido, por no brindar suficiente ayuda a la ciudad para ofrecer vivienda y otros servicios sociales a los recién llegados.
Bajo el lema “Déjenlos trabajar”, Adams y otros líderes demócratas hicieron llamados para exigir más presupuesto destinado a cubrir la asistencia a los migrantes y la construcción de nueva infraestructura.
Y Biden los escuchó.