Por Ricardo Sánchez García
Es derecho legítimo de cualquier ciudadano pretender construir una carrera política, pues no sólo es un derecho reconocido en el marco jurídico de nuestro máximo ordenamiento, para muchos es además un deber ciudadano el ocupar espacios públicos.
También es un derecho ejercido de forma recurrente por personajes públicos el cambiar de partidos políticos, según se vea el mapa político del momento.
Pero seamos honestos, quienes ya tienen una trayectoria conocida, deben hablar de sus logros para el caso de pretender una reelección o bien, deben justificar ante la opinión pública el cambio de partido político.
No es la primera vez que el alcalde potosino Enrique Francisco Galindo Ceballos se acerca a varios liderazgos de partidos políticos para entablar convenios y así, poder encabezas las candidaturas a nivel local e incluso nacional.
Recientemente se le vio a Enrique Galindo en Monterrey, buscando audiencia con Dante Delgado, al parecer, para promover su presunta candidatura a un cargo de diputado federal por el creciente Movimiento Ciudadano, pero fue un intento fallido.
Sabido es que al interior de MC hay un movimiento que promueve sean los candidatos aquellas personas que fueron testigos del nacimiento del partido y han luchado por su consolidación, aún en los momentos difíciles.
Hace tres años, también se le vio a Enrique Galindo negociando con Gabino Morales su abanderamiento por MORENA para ser alcalde de la capital; esta película ya vista, sabemos no le funcionó y entonces se sometió al proceso interno, primero del PRI y luego frente al PAN, para coaligarse en una propuesta única.
Pese a que Enrique Galindo ha referido en diferentes ocasiones que la practicidad es propia de los políticos y hasta lo refiere como una virtud, aquí le queremos recordar.
Si bien, los partidos políticos son entes vivos, cuya marca es lamentablemente usada por los detentadores en turno, como macetas de su jardín, al grado incluso de comerciales a cambio de dádivas, dinero y espacios públicos, esta continua práctica también es ya evidenciada y castigada por la ciudadanía.
Hasta este momento, la única alianza que ha logrado Enrique Galindo Ceballos es con la depreciada precandidata del PRIAN, Xochitl Gálvez, quien fue recibida en la capital potosina por el alcalde y llevada ante cuidados espacios públicos para resaltar el nulo brillo característico de su infortunada campaña.
Enrique Galindo Ceballos sabe que sólo puede aspirar a un espacio de senador, pues la reelección como presidente municipal de la capital sería la peor osadía, pues terminaría de cavar su tumba política y sepultar definitivamente al PRI en el Estado.
Galindo Ceballos tiene conciencia de que para poder seguir en espacios públicos debe salir del Estado y retirarse al anonimato de un cargo que no requiere exposición pública, pues no podría sostener más mentiras con la ciudadanía.
Su nula capacidad para resolver los problemas que aquejan a la capital potosina, como son la inseguridad, la escases de agua y la nula proyección económica, le llevarían a un contundente y cantado fracaso.
Para quienes le sigan apoyando, deben tener claro que Enrique Galindo hará lo que siempre ha hecho, salvarse él y retirarse a la clandestinidad hasta que se den las circunstancias de regresar a la escena, dónde sea y con quién sea. Para esta decisión no tiene empachos, pues hasta lo ha dicho públicamente, su practicidad, carente de pulcritud ética se lo permite.
No Galindo, no. Aunque no lo hayas considerado, la ciudadanía espera que con quien te lleves bien sea con el pueblo, no con la clase política de los diferentes partidos y es la ciudadanía quien ya tiene elementos para evaluar tu mal desempeño en la capital.
Mtro. Ricardo Sánchez García
Centro Samuel Ruiz García de Derechos Humanos A.C.