En un remoto pueblo argentino dos hermanos encuentran a un hombre infectado por el demonio a punto de parir el mal. Los protagonistas, al tratar de parar la maléfica concepción que se avecina, lo único que consiguen es diseminar el mal y propagar caos. Esta es la historia de la cinta Cuando acecha la maldad, dirigida por Demián Rugna, cuyo desenlace podrá despejarse a partir de este fin de semana, porque este thriller desembarca en la cartelera comercial con 500 copias en México.
En entrevista con La Jornada, Demián Rugna nos cuenta el germen de esta historia que llena de un terror innombrable: Al inicio, cuando escribí el guion, no estaba del todo convencido. Lo hice de una forma muy instintiva; aposté a un tipo de terror que es más de sumergir y llevar a través de un viaje escabroso, no únicamente una película de sustos y miedo. Al terminarla me di cuenta que iba a ser muy difícil producirla porque, como en todos mis guiones, soy un convencido de que los hago para que se conviertan en películas que trasciendan y, a la vez, estoy convencido que nunca sucede eso. Eso sí, busco que no me recorten o me dañen mis guiones a la hora de rodarlos
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Cuando acecha la maldad, continúa con su respuesta anterior, es una historia escrita desde la emoción, más que desde la razón; atraviesa a todos los espectadores, les guste o no el género de terror, porque la tragedia por la que atraviesa Pedro es muy real y verosímil; entonces, uno se identifica con sus reacciones, errores y con el resto de lo que le sucede; es algo que nos puede pasar a nosotros, por eso causa inquietud a los espectadores
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Rugna menciona que en esta libertad creativa: Todo el tiempo se corren riesgos, incluido que me prohíban las cosas brutales o gráficas; en Argentina el distribuidor no la aceptó por esto que menciono. Hay un riesgo también técnico, ya que propongo escenas que nunca se hicieron. Hasta ejecutivos de Hollywood, quienes manejan los hilos del divertimento en el mundo, me han preguntado cómo realicé tal o cual escena por lo bien que habían quedado, pese a que se pusieron en duda cuando se rodaron. Hay un riesgo al escribir algo pensando en defenderlo a muerte, porque puede quedar mal y hacer parecer ridícula a la película
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Cavilando y echando un poco los ojos hacia arriba, Rugna agrega: “Asumo un montón de riesgos cuan-do hago una película; es mucho más sencillo hacer un filme de autor, donde uses planos contemplativos y con una visión introvertida del personaje principal; en cambio, acá, escenas de muertes con hachazos, haces que aparezcan cabras y actúen niños. Ese es el riesgo que asumí, ahora quiero que los espectadores lo asuman y se sienten en la butaca y vean Cuando acecha la maldad”.
Alfred Hitchcock decía que no se filmara ni con niños ni animales, así su película está alejada de la condescendencia hacia el espectador.
Sin embargo, Rugnar considera: “desde niño soy fanático del género; tengo una naturaleza artística bruñida y a la vez una banda de heavy metal desde hace 18 años; esto lo traslado a mis películas; son honestas con el relato fantástico y de terror, que tiene que apelar a lo peor de nosotros y no ser políticamente correctas; tienen algo de transgresoras porque el arte debe serlo, porque cuando el arte se vuelve políticamente correcto, con un fin comercial, se desvirtúa su fin. Mi transgresión y brutalidad en mis películas es pensando en el público; siempre pondré el guion por encima de lo visual”.
Los que ya han visto el filme, concluye Demáin Rugna: A la mayoría les ha encantado; es una película cuyo punto en común es que quien la ve regresa a verla acompañado con amigos, porque los deja pensando y quieren verla con alguien en quien confían para que les dé su punto de vista. Hay quienes la han visto hasta siete veces
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Cuando acecha la maldad se estrenó el jueves pasado en los cines del país.