Madrid. Las elecciones al Parlamento Europeo confirmaron ayer el auge de la extrema derecha, en una tormenta política que motivó la convocatoria de legislativas anticipadas en Francia, la dimisión del primer ministro belga, Alexander de Croo, y la preocupación latente ante el futuro del proyecto comunitario.
Del total de 720 escaños que integran el Parlamento de la Unión, alrededor de 497 pertenecerán a las fuerzas de corte conservador o ultra, mientras las formaciones socialdemócratas, las “verdes” y anticapitalistas registraron retrocesos generalizados.
Alemania es el país con mayor número de eurolegisladores, con 96, seguido por Francia, con 81, Italia, 76, y España, 61. Los restantes 406 escaños se reparten entre las demás naciones.
Los partidos que defienden políticas neoliberales y que abogan por una menor intervención del Estado conformarán el bloque mayoritario en el nuevo Parlamento Europeo.
El Partido Popular Europeo (PPE) fue la formación más votada en el continente, con lo que revalidará su condición de partido hegemónico, con 189 diputados.
El grupo Renovar Europa (RE) obtuvo 83 diputados. Conservadores y Reformistas Europeos, que tienen como principal valuarte a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, sumó 72.
Identidad y Democracia, liderado por la francesa Marine Le Pen, alcanzó 58 representantes. Además, en el bloque de la derecha estarían los 45 escaños de los diputados no inscritos a ningún grupo, entre ellos el partido ultra Alternativa para Alemania, que fue expulsado de ID por sus posturas frívolas en torno a las matanzas de las SS nazis.
Finalmente, están otros 50 diputados de partidos emergentes, que hasta ahora no se habían presentado a los comicios y que proceden de grupos conservadores, sumando en total 497 escaños.
El bloque de la izquierda quedaría con 223 representantes, liderado por la segunda fuerza del Parlamento:
La alianza de partidos socialdemócratas, con 135 diputados. Los Verdes tienen 52. El grupo de partidos anticapitalistas y comunistas, que consiguieron 36.
Sin embargo, más allá del color político, las formaciones claramente pro europeas siguen teniendo amplia mayoría: los 191 del PPE, los 135 de los socialdemócratas y 83 de RE suman 409 escaños.
Reorganización en cada país
De los seis países fundadores del proyecto comunitario, cinco –Italia, Francia, Países Bajos, Bélgica y Alemania– registraron un avance implacable de las formaciones ultras, al igual que ocurrió en Austria.
En Alemania, días después de la conmemoración del 80 aniversario del desembarco en Normandía, que fue el primer paso para la derrota definitiva del ejército de Hitler, la alianza conservadora CDU-CSU obtuvo el primer lugar, el partido de extrema derecha AfD alcanzó el segundo y el partido socialdemócrata, SPD, del canciller federal, Olaf Scholz, quedó en tercer lugar, con el peor resultado de su historia.
En España, los conservadores del Partido Popular (PP) ganaron las elecciones y consiguieron 22 escaños, contra 20 para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) del presidente del gobierno Pedro Sánchez que, sin embargo, resistió frente a los vaticinios de las encuestas, que auguraban un desplome, según 99 por ciento de los votos escrutados.
El partido de extrema derecha Vox llegó en tercer lugar con seis eurodiputados, seguido por la coalición de fuerzas independentistas Ahora Repúblicas, con tres, la alianza de izquierdas Sumar –socia del gobierno central–, con otros tres; la fuerza emergente de corte populista de derechas, Se Acabo la Fiesta, con tres. Finalmente, Podemos tendrá dos diputados, Junts per Catalunya, uno, y el Partido Nacionalista Vasco, uno.
El avance de la extrema derecha, en menor o mayor grado, también sacudió el tablero político de países como Croacia, Grecia, Portugal, Bélgica, Austria, Bulgaria, Malta, Países Bajos, Rumania y Suecia.
De ahí la importancia de las palabras de la que está llamada a ser relegida en la presidencia de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, quien advirtió: “construiremos un bastión contra los extremos de izquierda y de derechas”.