Con notas de 2010 se conoció que México teme perder territorio por el narco.
El gobierno de México reconoció ante funcionarios de Estados Unidos la posibilidad de «perder ciertas regiones« en el país, debido a la violencia desatada por el narcotráfico, según establecen informes diplomáticos revelados por WikiLeaks.
Esta sería la primera vez que las autoridades mexicanas reconocen que no existe control total de algunas zonas. Públicamente el mensaje ha sido que las autoridades están presentes en todo el territorio.
En respuesta, la Secretaría de Relaciones Exteriores dijo en un comunicado que los documentos son «parciales e inexactos» y responden «a eventos o momentos puntuales con narrativas sin contexto».
Y fue más allá. Las filtraciones reflejan «prácticas deplorables desde la perspectiva del respeto que debe imperar entre naciones que colaboran en torno a objetivos comunes».
Los cables fueron elaborados por la embajada estadounidense en este país, y reproducen las insistentes peticiones de ayuda en tecnología y entrenamiento del gobierno mexicano, para quien el tiempo parecía agotarse.
Un ejemplo es el cable 228419, que describe un encuentro de octubre de 2009 entre representantes de la Fiscalía General estadounidense con altos funcionarios mexicanos.
«Tenemos 18 meses, y si no producimos un éxito tangible que sea reconocido por los mexicanos, será difícil sostener la confrontación» en el siguiente gobierno, dijo Gerónimo Gutiérrez, en ese entonces subsecretario de Gobernación.
El plazo vencería en abril de 2011. El gobierno del presidente Felipe Calderón concluye el 30 de noviembre de 2012.
Los documentos no señalan los sitios en riesgo de perderse. Sin embargo, las autoridades mexicanas han desplegado a miles de soldados del Ejército en Michoacán, Ciudad Juárez, Chihuahua, y recientemente en Tamaulipas y Nuevo León.
Lea también: Otras de las cosas de las que se habló en las últimas horas del caso «WikiLeaks»
Impotencia
De acuerdo con esta comunicación diplomática, los funcionarios mexicanos dijeron que un ejemplo de cooperación binacional –en lo que resta del actual gobierno- sería abatir la inseguridad en ciudades como Tijuana, en el noroeste; Ciudad Juárez, en el norte y Culiacán, en el oeste.
Son poblaciones emblemáticas, pues en ellas nacieron tres de los principales carteles de drogas: el de Tijuana, Juárez y de Sinaloa.
Las acciones en esas ciudades resolverían el 60 % de la violencia del país, dijo otro de los asistentes a la reunión de octubre, Jorge Tello, quien era secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Además, «mandaría una potente señal» de que la guerra contra los carteles de la droga puede ganarse, y aliviaría «la sensación de impotencia que sienten muchos mexicanos».
Y es que la imagen del país estaba dañada por el clima de violencia, advirtió entonces el subsecretario Gutiérrez, pues afectaría la inversión extranjera «y deja la sensación de impotencia gubernamental», según el despacho diplomático estadounidense.
Los cables filtrados por WikiLeaks también revelan críticas de la embajada estadounidense al Ejército Mexicano, concretamente en la operación donde murió Arturo Beltrán Leyva, «El Barbas», uno de los narcotraficantes más buscados.
El informe 240473, escrito por el embajador Carlos Pascual después de la muerte del capo dice que la operación fue exitosa gracias a la información de agencias de seguridad de su país.
Según Pascual, los datos sobre la ubicación de «El Barbas» fueron compartidos primero con la Secretaría de la Defensa Nacional, que no reaccionó a tiempo.
Entonces, los responsables del operativo fueron infantes de Marina entrenados por el ejército estadounidense.
La representación diplomática también criticó la falta de coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad mexicanas, «presas de una competición de suma cero en la que un éxito de un organismo se ve como el fracaso del otro», según el cable 246329.
El resultado: una creciente espiral de violencia.
Sin opciones
Trece meses después del primer cable diplomático, la situación en el país no parece haber cambiado.
Encuestas recientes señalan que al menos la mitad de los mexicanos se sienten más inseguros ahora que hace un año y muchos creen que la lucha de las autoridades contra carteles de la droga se está perdiendo.
El presidente Felipe Calderón, quien tuvo la calificación más baja desde 2006, cuando inició su gobierno, ha dicho que la única opción viable era enfrentar a los delincuentes.
«Si mi deber es combatir a la delincuencia yo la tengo que combatir. No depende de las encuestas, depende del principio ético de combate al mal», dijo recientemente.