Opinión de Ricardo Sánchez García
La fotografía como expresión artística, igual que tantas otras, es un vehículo para transmitir ideas y despertar sentimientos en los gustosos admiradores de este arte, pues como herramienta para plasmar ideas, casi siempre se realiza con una intención consciente y propositiva.
Desde sus orígenes y a través de su evolución, la fotografía se ha consolidado en variedad de géneros, sea de periodismo, paisaje, retrato, aérea o publicitaria, por mencionar algunos, que como sucede, no siempre muestran claridad en sus fronteras, pero ayudan a clasificar las obras, para poder encontrarles la canalización de su posible exposición.
El procedimiento de obtener imágenes y plasmar un aspecto de la realidad, ha sido una importante aportación en la resolución de crímenes; ha servido a la humanidad para perpetuar actos, desde los más vergonzantes para la llamada humanidad, hasta los más gloriosos que enaltecen a las personas plasmadas en heroicos momentos.
Hay quienes incluso han documentado a propósito hechos históricos como una denuncia, para dejar testimonio de los horrores vividos en la guerra, por ejemplo y que no haya posibilidad de negar tan atroces y cruentos hechos.
Pero, como toda expresión artística, la fotografía también muestra el lado amable de una sonrisa, de un instante amoroso o de una curiosa postura de cualquier mascota. También sirvió para ilustrar enciclopedias de los más feroces animales, aligerando las formas de adquirir conocimiento a través de la palabra ilustrada.
Con la globalización y el avance de la tecnología, da la impresión que de repente muchas realidades se vieron cercanas, esas que vimos a blanco y negro y luego a color, poco a poco dejaron de ser exóticas.
Y sí, es justo el este momento histórico el que permitió con el avance de la tecnología, democratizar en cierto sentido el uso de la fotografía como medio de comunicación, al grado de que se distribuya el evento deseado con la simpleza que algunos clics nos permiten.
Como en todo, lamentablemente el fácil uso de la fotografía y el acceso a espacios públicos de exposición, como son las redes sociales, con llevaron a un uso inadecuado, al grado de que se tuvieron que reformar los códigos penales para sancionar a quienes difundan sin consentimiento de alguna persona, imágenes que atenten contra su dignidad, por ser contenido íntimo de forma explícita.
Sin embargo, es evidente que en la llamada era de la imagen, las oportunidades de expresión a través de este medio se han potencializado favorablemente, logrando también crear conciencia sobre el uso responsable de todo aparato emisor y velar porque los dispositivos receptores sean usados con la misma responsabilidad personal y adecuada a las edades de los usuarios.
En Francia y algunos países se conmemora el Día del Fotógrafo el 19 de agosto, a propósito de que fue en 1839 cuando Luis Daguerre mostró ante la Academia de Ciencias de Francia el daguerrotipo, que fue la primera técnica fotográfica usada para captar imágenes mediante una cámara.
Es captando el instante decisivo que recordamos imágenes icónicas en la historia de la humanidad y nos llenan de entusiasmo al saber que es un apasionado beso lo que podría salvarnos de próximos conflictos bélicos.
Como paradoja, es también a través de la fotografía que vemos el rostro desencajado de un Guevara, que, con coraje, impotencia y esperanza en sus ojos, senda imagen se convirtió en ícono de las luchas juveniles en los 80s y 90s, principalmente.
Para neófitos y expertos, para profesionales y entusiastas, la práctica continua debe ir acompañada del hábito de leer teoría, esto nos ayudará a conocer experiencias de pioneros y observar con detenimiento las más difundidas obras para enriquecernos del oficio y afinar el ojo, siempre listos en el instante de disparar.
A maestros y compañeros, a quienes colaborar en la producción, sean pintores, acompañantes, maquillistas, peinadores y pintoras y pintores, hagamos de esta una práctica digna de ser difundida entre la sociedad.