«Salvar al cine mexicano es asistir a la soberanía del país», señalan profesionales de la materia

Con el fin de proteger al gremio cinematográfico, incentivar la producción y la exhibición de cine doméstico, además de renegociar el séptimo arte como un bien cultural y no un producto comercial ante la próxima revisión del T-MEC con Canadá y Estados Unidos, un grupo de profesionales de la materia enviaron una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum, a la directora del Instituto Mexicano de Cinematografía Daniela Alatorre y a Alma Lidia De la Vega, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara Baja, así como a la titular de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, para que tomen en cuenta su experiencia en estos puntos primordiales. Salvar al cine mexicano es asistir a la soberanía del país, consideraron algunos de los firmantes de la misiva en entrevista con La Jornada, entre los que se encuentran: Bertha Navarro, Jorge Sánchez, María del Carmen de Lara, Juan Francisco Urrusti, Alejandra Solís y Guadalupe Sánchez, entre los cerca de 150 signantes.

Está dirigida además a Clara Brugada, jefa del Gobierno de la Ciudad de México, y a Ana Francis Mor, secretaría de Cultura local.

Los entrevistados consideraron que es necesario y oportuno contribuir al proceso de transformación que ocurre hoy en México, mediante el fortalecimiento de la industria fílmica y la creación de condiciones de vida y trabajo dignos para quienes hemos hecho de esta noble actividad nuestro sustento vital.

Circuito de distribución

Las profesionales valoraron la titánica tarea de Andrés Manuel López Obrador de revertir el desastre que en todos los órdenes del quehacer nacional dejaron las políticas de corte neoliberal implementadas durante décadas, incluyendo el cine. Declararon que el séptimo arte, como expresión cultural, padeció, al igual que el resto de manifestaciones de esta índole, una reducción de los sucesivos presupuestos gubernamentales. Situación todavía más difícil si consideramos que la entrada de México a la dinámica de la globalización mediante la firma, en 1990, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) significó una grave afectación a la industria cinematográfica nacional en beneficio de los productos fílmicos de Estados Unidos. Perjuicio que se acentuó aún más a partir de noviembre de 2018 con la entrada en vigor del nuevo tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Hay que generar una verdadero circuito de distribución para el cine nacional y educar a nuestras infancias para que no consuman productos audiovisales chatarra hollywoodenses, coincidieron.

Agregaron: nuestro cine es una expresión y bien cultural que no se rige por el consumo. Urge que las instancias del gobierno encargadas de la preservación y el estímulo de las manifestaciones de nuestra cultura, así como los integrantes del bloque mayoritario en el Congreso de la Unión, volteen a ver la situación por la que atraviesa el cine nacional para que, en coordinación con los diversos segmentos del gremio cinematográfico, se articule un proyecto de fomento del mismo.

Sopesaron que el cine nacional enfrenta un panorama de pocas oportunidades de trabajo y de un fuerte desempleo para un gran número de los integrantes de este gremio. Esta situación resulta insostenible. Por elemental justicia, el actual gobierno debe asumir la responsabilidad que le toca en proveer a este segmento de la población de los medios para ganar su sustento, contribuyendo así al fortalecimiento y desarrollo de la industria fílmica nacional. Eso pensamos nosotros que somos una parte diversa de la industria.

Entre las medias señaladas por parte del gremio para lograr un pleno resurgimiento de la industria de cine mexicano, señalan que es apremiante introducir reformas y actualizar la Ley Federal de Cinematografía para adecuarla a las nueva realidad mundial, entre ellas las condiciones de exhibición representan un grave cuello de botella para la producción fílmica nacional. Otra es la referente a apoyar la confección y escritura de guiones cinematográficos, ya que son el germen de las películas. Así como la selección rigurosa de los proyectos de las distintas convocatorias del Instituto Mexicano de Cinematografía para que cuenten con un perfil adecuado.

Florecimiento de la industria

Consideraron que es indispensable para el florecimiento de la industria de cine doméstico y el gremio cinematográfico que miembros de la comunidad cinematográfica se ocupen de buscar fórmulas de diversa índole para garantizar que quienes dedicaron su vida a la práctica cinematográfica cuenten con protección para subsanar sus necesidades en materia de salud, vivienda y alimentación, así como en oportunidades laborales para mayores de 60 años. Además, es necesario ampliar y fortalecer los circuitos de exhibición de cine mexicano para que los habitantes de las comunidades más apartadas del país y de alta marginación, tengan acceso a funciones gratuitas, así como la exhibición de cine nacional en la televisoras públicas de los estados, los cine clubes comunitarios, las funciones itinerantes, los festivales regionales y la creación de una amplia plataforma digital de películas, así como la continuidad del proyecto Cine del Pueblo, que echamos a andar hace un par de años.

Expusieron que es inaplazable dotar de seguridad social y laboral a los integrantes de la comunidad de medios audiovisuales públicos, para que sean basificados y no contratados por honorarios, de manera que puedan tener seguridad social y la posibilidad de cotizar para una futura pensión.

Entre las sugerencias mencionaron también: Estimular la formación de nuevas generaciones de espectadores no pasivos sino críticos, con el fin de participar de manera más informada en las tareas que el proceso de transformación en marcha en nuestro país requiere. Para ello, una medida inicial sería incluir, desde el nivel de educación primaria, la materia de apreciación audiovisual y del lenguaje cinematográfico, concluyeron.