PolyMarchs será el encargado de «armar la más grande discoteca del mundo», en CDMX

PolyMarchs es un sonido que desde hace 50 años ha llevado la música disco, el high energy y todo tipo de género bailable a salas, salones, estadios, plazas y espacios públicos de toda la República Mexicana –como el Zócalo capitalino–, así como a Estados Unidos, Brasil y Argentina.

Los amantes de estos ritmos lo consideran como una institución. La máxima autoridad disco.

PolyMarchs será el encargado, la noche del 31 de diciembre en el Ángel de la Independencia, de armar la más grande discoteca del mundo, aseguró a La Jornada Apolinar Silva de la Barrera, fundador de la agrupación.

Todo comenzó con el deseo de hacer feliz a la gente viéndola bailar, compartió Apolinar, patrono de este concepto de cultura popular, dueño de una parafernalia impresionante que desearía cualquier grupo famoso de rock o pop.

Voy a cumplir 50 años rodando. Desde que estoy chiquito me dedico a hacer bailar a la gente, a llevarles alegría; esa es mi finalidad. Sólo soy un mexicano que se dedica a traer baile sano, no de música agresiva ni que incite a la violencia. Solamente música salubre para niños, jóvenes, papás y abuelitos, para todo el mundo, añadió el diyéi y productor.

Apolinar comenzó con una consolita y su tornamesa. Desde joven organizaba, junto con sus hermanos, fiestas que “jalaban con muchachos y mi madre me decía: ‘Poli, ¿cobraste algo?’ Yo le contestaba: ‘no, mamá, porque eran mis amigos’. Ella me reviraba: ‘Ay, Poli contigo’. Lo que me gusta es hacer sentir bien a la gente, he hecho bailar a millones en toda mi vida. Por ejemplo, la semana pasada estuvimos en la feria de Zumpango, un lugar enorme donde no cupo todo el público; los organizadores tuvieron que pedirme que tocara al otro día para los que no entraron”.

Es fácil decir medio siglo. Polymarchs inició en los años 70 promoviendo la música disco y en la década siguiente el high energy. Actuaban en tocadas callejeras en suburbios de la Ciudad de México, y luego en escenarios públicos y cerrados como el deportivo Antonio Caso de la unidad Nonoalco, Tlatelolco; el Palacio de los Deportes, El Toreo de Cuatro Caminos, la Sala de Armas, El Hotel de México y el ex Balneario Olímpico. También llenaron salas en Los Ángeles, Chicago y Nueva York.

En 1975, en Puerto Ángel, Oaxaca, lugar de donde son originarios los hermanos Apolinar, Mary y Marco Antonio Silva de la Barrera (conocido como Tony Barrera), inicia la historia de este legendario sonido, que marcaría un parteaguas en la historia de las discotecas móviles de luz y sonido.

Emigrado junto con su familia a la capital del país, inició con equipo casero haciendo fiestas en el edifico donde vivían, pero con el tiempo fue creciendo su popularidad adquiriendo nuevo equipo y convocando a más gente gustosa de estar en una disco, pero sin gastar tanto.

Por el éxito, PolyMarchs incorporó elementos que los identificarían en todo el país, incluso bailarines. Hay quienes en los años de mayor auge coleccionaban la publicidad gráfica o flyers para sus tocadas, ya que ofrecían extraordinarios diseños que desearían los promotores de las grandes giras de las bandas internacionales.

Cuentan que la primera presentación del sonido se dio en octubre de 1978 en el deportivo Antonio Caso. Para 1980, ya con un jovencito Tony Barrera al frente de las tornamesas (debido a que el primer diyéi Jaime Ruelas y amigos de ellos no pudo con los horarios), y por el sobrecupo que tenían las tocadas del recientemente nombrado Sonido PolyMarchs, la entonces delegación Cuauhtémoc les impidió seguir presentándose en el sitio.

No obstante, encontraron el antiguo Skatorama Satélite, y una fiesta que Apolinar vio como fracaso porque a las nueve de la noche solamente había 20 personas, treinta minutos después, fue tanta la gente que llegó, que al querer entrar tiraron la caseta que servía como taquilla con la hermana de Apolinar adentro. Esa noche llegaron más de 4 mil changos.

PolyMarchs ya convocaba a miles y sólo lugares como el Toreo de Cuatro Caminos, el Palacio de los Deportes, y la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca podrían dar cabida a multitudes. Ya para ese entonces se bautiza al Poly como Faraónico, hasta la trágica muerte de Barrera y el desprecio de las autoridades que les censuraron los espacios grandes.

Soy de todos los mexicanos, de toda clase, de toda la República y tengo que poner música que guste, comentó Apolinar, quien recuerda que la semana pasada en una fiesta en el estadio GNP de una estación de radio me llevé todas las ovaciones.

Destacó que ahora dos de sus hijos están en PolyMarchs: uno se encarga de las cosas tecnológicas, y el otro es diyéiSoy muy feliz en la casa, porque nos levantamos a desayunar y platicamos qué hubo de error en la tocada anterior, para corregirlo.

Aclaró que la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México le pidió: Queremos la discoteca más grande del mundo en el Ángel, pero al darse el anuncio, comunicadores perniciosos, hay que decirlo, cuestionaron al gobierno por la inversión para la tocada.

Sin embargo, el diyéi reviró: es el baile más barato que ha tenido la Secretaría de Cultura capitalina, y parafrasea a la secretaria Ana Francis López Bayghen Patiño, quien defendió la propuesta: PolyMarchs es un sonidero del pueblo que ha hecho bailar a millones.

Apolinar dijo que el presupuesto que le dieron fue de 10 millones de pesos, que prácticamente son para cubrir detalles técnicos. Lo demás lo pondrán ellos.

“Se tienen que pagar como 500 baños portátiles. Meter un kilómetro y medio de valla para proteger las plantas. Poner carpas de seguridad para emergencias. Vamos a meter mil luces de cabezas de alta potencia. Colocaremos pantallas a madres, pero a madres. ¿Por qué? Porque solamente voy a vivir una vez y me quiero llevar el recuerdo de los mexicanos que digan: ‘este jijo de todos modos hizo la discoteca más grande del mundo y lo reconoció todo el mundo’”.

Recalcó: A mí no me interesa el dinero. No me mueven las cosas de espectáculos chingonas. Los mexicanos saben que me he roto la madre toda la vida. Pero no lo he hecho por dinero sino porque me gusta.

Abundó: Ni tengo buen coche y no lo necesito; tengo una matraca (carcacha) que me lleva al mercado y hasta se calienta. Me gustaría sentarme con los intrigosos a ver quién me trata de hacer calabaza.

–¿Quién es Apolinar cuando está en la cabina?

–“Un hombre feliz, porque disfruto que bailen y se vuelvan locos con la música. Quiero que los diyéis transmitan lo que deseo, porque les digo lo que tienen que poner, y aunque le echan de su cosecha, les corrijo ya que conozco los gustos de la gente de Tabasco, Guerrero, Chiapas y Veracruz, soy toda la música.”

Auguró: Primeramente Dios, porque uno nunca sabe qué va a suceder, estoy siempre deseando que quede perfecto (el espectáculo de fin de año). Todo sale bien cuando lo haces con tu trabajo. Digo, mis dedos están trozados, mi cadera está rota, mis dos tobillos están cansados, pero haremos bailar a todos.

PolyMarchs, gratis en el Ángel de la Independencia, el 31 de diciembre a las 22 horas.