Opinión de Salvador García Soto
La historia y la trayectoria política de Santiago Creel Miranda están marcadas por dos hechos que definen al actual diputado panista: por un lado, en sus casi 30 años de actividad política, Creel se ganó la fama de demócrata y de un político dialoguista y conciliador que siempre mostró altura de miras al impulsar las causas democráticas. Desde que terminó su cargo de consejero electoral en el primer IFE ciudadano en 1997 y se convirtió en diputado plurinominal, para luego volverse militante del PAN y candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el abogado y académico logró en pocos años construir una buena imagen pública y política, que lo llevó a convertirse en el secretario de Gobernación del primer gobierno no priista de la historia, el del panista Vicente Fox.
Pero la otra cara política de Santiago es la de un malogrado aspirante que habiendo tenido todo a su favor para convertirse en candidato a la Presidencia de la República en al menos dos ocasiones, perdió al final la oportunidad al verse superado por otros candidatos que salieron de la nada y terminaron rebasándolo por la derecha. La primera ocasión que vio frustrada su aspiración presidencial fue en 2006 cuando Creel Miranda fue construyendo desde la Segob un proyecto que se veía sólido para convertirse en el segundo presidente panista de la historia. Todos los vientos soplaban a su favor para que fuera el sucesor de su jefe, el presidente Vicente Fox, quién además le había dado todo el apoyo y la simpatía a la postulación del brillante abogado que era el segundo de a bordo en su gobierno.
Pero apareció de improvisto la figura rebelde de Felipe Calderón, quien contra la estructura del PAN y anticipándose a los tiempos, se hizo destapar en una comida en un rancho de Jalisco en el 2004, provocando el rechazo de Fox y de Los Pinos. Nadie pensaba entonces que el «hijo desobediente», como se hacía llamar el entonces secretario de Energía del gabinete foxista, pudiera ganarle al hijo obediente y bien portado que era Santiago Creel; pero entre la impericia de Fox, la rebeldía de Calderón y la ingenuidad de Creel, el político michoacano terminó sorprendiendo a todos y para finales de 2005 se le imponía al panismo, al presidente y a su delfín, que terminó perdiendo las votaciones nacionales entre los militantes panistas y dejó ir una candidatura que parecía tener ya en la bolsa.
La dolorosa derrota le alcanzó para convertirse en senador y líder de la bancada panista; pero sus diferencias con el presidente Felipe Calderón se agudizaron y en el 2007, argumentando el enojo de las televisoras por la llamada «Ley Televisa» que modificaba la compra-venta de tiempos comerciales en la televisión, Creel Miranda fue destituido de la coordinación parlamentaria por orden del dirigente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, aunque el mismo Creel en declaraciones y entrevistas en aquellos agitados días, atribuyó su cese a una orden directa del presidente y acusó una injusticia en su contra por tratarse de una ley respaldada por la bancada panista.
Luego vendría el 2012 y su segundo intento por buscar la candidatura presidencial. Junto con Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social y el entonces titular de Hacienda, Ernesto Cordero, Santiago volvió a enfrentarse al calderonismo y terminó en tercer lugar de aquella contienda que terminó con la postulación de la primera candidata mujer a la presidencia por el PAN. Para el 2018 se hizo a un lado, ante la fuerza del tsunami López Obrador, y ya en este sexenio, como presidente de la Cámara de Diputados y tras ser atacado y criticado varias veces en la mañanera por el presidente, Creel agarró su segundo aire político y, con sus respuestas directas y contundentes a AMLO, al que llegó a llamar «malagradecido» por olvidarse de la ayuda que le pidió en 1995 como abogado para que asesorara probono al tabasqueño en la defensa de casos jurídicos.