En plena campaña política para las elecciones presidenciales de Argentina, el Equipo de Curas de Villas y Barrios populares, perteneciente a la Iglesia católica en Argentina, realizó el martes una “misa en desagravio del papa Francisco”, tras los dichos del candidato populista de derecha Javier Milei, quien no ha ahorrado comentarios ofensivos contra el sumo pontífice al calificarlo como “comunista”, “zurdo” y “el representante del maligno en la Tierra”.
“Estamos acá para decir que queremos al papa y que necesitamos su palabra, necesitamos que él nos siga encendiendo el corazón en la esperanza de que otro mundo es posible”, sostuvo al inicio de la celebración monseñor Gustavo Carrara, obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires, quien presidió la misa que fue concelebrada por más de 40 sacerdotes en la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, ubicada en el Barrio 21-24, una de las tantas “villas” de la capital, como se llama en Argentina a los barrios carenciados.
Los organizadores explicaron que se eligió ese lugar porque hasta allí llegaba el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio (hoy Francisco), en autobús y caminando entre los pasillos para encontrarse con los vecinos y curas, recordando también que “siempre fue muy querido” en el barrio. “Los que lo agravian, en general, no conocen estos lugares como los conocía él, por eso hablan de pobrismo, de planes sociales… Yo sé lo que es que no haya nada. Esta gente, muchas veces no pasó por esto”, sostuvo a CNN el padre “Pepe” Di Paola, quien estuvo a cargo de esa diócesis durante varios años.
Durante la misa, los sacerdotes leyeron un documento donde expresaron su “más enérgico repudio a distintas manifestaciones del candidato de La libertad avanza, Javier Milei, que afectan a la persona del papa Francisco, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del papa, tachándolo de comunista (agosto y septiembre 2018), hablando con desprecio de lo que significa la figura del sucesor de Pedro, afectando la sensibilidad de la grey católica y de quienes lo estiman”.
“Con estupor, pudimos comprobar en tuits que se remontan al 2017 dirigiéndose al Santo Padre (…) y así fue creciendo el odio en sus mensajes, convertido en agravios sin límites hasta el 2018, cuando se refirió a Francisco con el peor de los insultos, atravesando todas las fronteras del odio. Como indicábamos en comunicados del 11 de enero de 2018 y del 29 de junio de 2019, el papa no hace más que actualizar la doctrina social de la Iglesia y el magisterio de sus predecesores”, continuó el comunicado leído por los sacerdotes.
En otro párrafo del texto, los sacerdotes expresaron que “uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira”.
En los miles de personas en el evento se encontraban varios ministros y funcionarios del Gobierno nacional. El presidente Alberto Fernández no estuvo presente, pero, según reporta la agencia de noticias estatal Télam, tras la misa se leyó una carta suya «en apoyo y reconocimiento al papa Francisco en el Día de la Solidaridad, compartiendo con ustedes los motivos de la convocatoria en la Parroquia Virgen de Caacupé».
“Los agravios dicen más de quien los dice que de aquel que los recibe, pero como Iglesia tenemos que defenderlo”, sostuvo el sacerdote Daniel Pesce, quien llegó a Buenos Aires desde la provincia de Misiones, en el norte del país, para participar de esta misa. Por su parte, Di Paola remarcó que en la celebración “no hubo insultos”, y consideró que “si bien es un rechazo a las injurias de alguien, creo que lo bueno es no devolver con la misma moneda. Lo bueno de esto es responder con una misa, con una canción”.
Esta misa atípica se realizó cuando faltan menos de dos meses para las elecciones presidenciales del 22 de octubre, y luego de las primarias del 13 de agosto, en las que Milei resultó el candidato más votado, con poco menos del 30% de los votos.
Nota de I ván P érez S armenti