Madrid. Luis Rubiales, ex presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), declaró ante el juez de la Audiencia Nacional el pasado 15 de septiembre en calidad de imputado de los delitos de agresión sexual y coacciones. Durante el interrogatorio el acusado mantuvo su versión de que el beso forzado a Jennifer Hermoso fue “algo natural” e, incluso, añadió que la jugadora se fue “muerta de risa y dándome dos cachetes (golpes leves en la cara) en el costado”.
El portal informativo El Español desveló un fragmento de la grabación íntegra de la testificación ante el juez Francisco de Jorge de Rubiales, en la que fue informado del proceso penal en su contra y de los documentos, grabaciones y testimonios con los que cuenta el juez y la Fiscalía para un proceso penal que le podría suponer hasta siete años de cárcel.
Según las grabaciones, las preguntas y respuestas entre el juez y Rubiales se produjo con una alta dosis de tensión, con el ex directivo español a la defensiva e intentando evadir la pregunta central del magistrado: si con su actuación durante la celebración de la victoria en la final del Mundial de Australia, del pasado 20 de agosto, habría infringido la normativa antiacoso que está en vigor en todos los organismos internacionales de futbol.
En relación al beso forzado, que es el origen de la causa abierta en su contra por el delito de agresión sexual, Rubiales lo explicó así: “Ganamos un Mundial, hay muestras de afecto. Esto no es que alguien ha llevado a una oficina a alguien a escondidas a darle un beso por la fuerza. No. Es que fue algo tan natural, a la luz de millones de ojos, entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo. Vamos, ¡si es que le pregunté antes! ¿Cómo no la voy a respetar? Y ella se fue muerta de risa y dándome dos cachetes en el costado”.
El juez insistió y le inquirió si después de los hechos se había acercado a ella para disculparse, a lo que respondió: “¿Cómo le voy a pedir perdón si estábamos los dos supercontentos?” Y añadió: “Ella me agarra de donde puede, yo la agarro también y no hay más. Dos o tres minutos después me cogieron entre todas y me tiraron para arriba, me balancearon. Y en ese momento no voy a decir que no me toquen, con perdón, el culo, las rodillas o el hombro. Hemos ganado un Mundial y es algo indescriptible la euforia y la alegría tan tremenda que hay”.
En relación a las presiones que habría ejercido sobre Hermoso y su familia para que declararan públicamente a su favor, que es lo que se basa la imputación del delito de coacciones, Rubiales explicó que “lo que queríamos era cortarlo y no crear un problema, que se ha creado de algo que era una anécdota, y seguramente en cuanto a decoro y demás, no fue lo adecuado pero no habría nada más. Acabemos con esto, que esto me va a hacer mucho daño, así que le dije: ‘Oye, mis hijas están aquí, están sufriendo. Podemos acabar ya con esto´”.
Rubiales además señaló al ex seleccionador Jorge Vilda de haber sido el que, por iniciativa propia, decidió hablar con hermano de Hermoso para convencerlos de que apoyaran la versión de Rubiales ante la opinión pública para intentar desactivar un escándalo que a esas horas ya había dado la vuelta al mundo.
El juez incidió en la cuestión medular, que era el incumplimiento del protocolo antiacoso, a lo que Rubiales respondió: “Pero mire, si lo he hecho con jugadores. Mire, vamos a ver, yo… de verdad… ganamos un mundial, y hay muestras de afecto. Esto no es que alguien ha llevado a una oficina a alguien a escondidas, a darle un beso por la fuerza. Es que fue algo tan natural, a la luz de millones de ojos, entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo. Entonces, meter una pregunta orientada, para… ¿está autorizado? No hay nada autorizado ni desautorizado, son comportamientos dentro de una celebración totalmente extraordinaria, preguntado por mi parte, con consentimiento, explicado también por la otra parte nada más terminar el partido e ir a la prensa, que lo explicó Jenni a la prensa antes de todo esto, antes de entrar al vestuario, haciendo directos en redes sociales en el vestuario. Pues, hombre, yo creo que la cuestión es evidente desde ese momento hasta que llegamos a España, donde sigue manteniendo lo mismo”.